sábado, 2 de octubre de 2010

Azafatas bailarinas!



Notable!! Ojala me toque un vuelo así la próxima vez!

domingo, 12 de septiembre de 2010

Ayer mataron a Salvador Allende

Notable articulo publicado en Página 12 en Argentina. Leanlo, sorpréndanse, emociónense o simplemente informense...

Saludos!

Ayer mataron a Salvador Allende

La Moneda, Santiago de Chile: 11 de Septiembre de 1973



En este día quiero compartir a través de mi blog algunos de los últimos momentos de la vida de un hombre que me produce profunda admiración y emoción, el compañero Presidente Salvador Allende.

No olvidemos nunca lo que pasó y no nos quedemos nunca indiferentes a las razones por las cuales pasó.

"Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos."

La Moneda, Santiago de Chile: 11 de septiembre de 1973
7:55 A.M. Radio Corporación

Habla el Presidente de la República desde el Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo que significa un levantamiento contra el Gobierno, del Gobierno legítimamente constituido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano.

En estas circunstancias, llamo a todos los trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas, que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento en Santiago no se ha producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.

En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al Gobierno que represento por voluntad del pueblo. Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que ver la respuesta, que espero sea positiva, de los soldados de la Patria, que han jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias, tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero Presidente de la República.



8:15 A.M.

Trabajadores de Chile:

Les habla el Presidente de la República. Las noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una insurrección de la Marina en la Provincia de Valparaíso. He ordenado que las tropas del Ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento golpista. Deben esperar la instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan la seguridad de que el Presidente permanecerá en el Palacio de La Moneda defendiendo el Gobierno de los Trabajadores. Tengan la certeza que haré respetar la voluntad del pueblo que me entregara el mando de la nación hasta el 4 de Noviembre de 1976. Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la espera de mis informaciones. Las fuerzas leales respetando el juramento hecho a las autoridades, junto a los trabajadores organizados, aplastarán el golpe fascista que amenaza a la Patria.


8:45 A.M.

Compañeros que me escuchan:

La situación es crítica, hacemos frente a un golpe de Estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas. En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni de mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada. Yo tenía contabilizada esta posibilidad, no la ofrezco ni la facilito. El proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre no podrá detenerse. Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia vida.


9:03 A.M. Radio Magallanes

En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato conciente de un Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones libres y democráticas. En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la Patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.

Pagaré con mi vida la defensa de los principios que son caros a esta Patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra... rota la doctrina de las Fuerzas Armadas.

El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.


9:10 A.M.

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.


fuente: http://www.lashistoriasquepodemoscontar.cl/allende.htm

viernes, 16 de abril de 2010

El futuro ya llegó!

Simplemente impresionante... pareciera salido de una película de unos 10 años atrás. Bueno, esta claro entonces que lo que llamamos futuro hoy será el presente en muy poco tiempo más. La nota completa la pueden encontrar como siempre en FayerWayer

domingo, 10 de enero de 2010

Nueva encuesta presidencial!

A una semana exactamente de conocer quien será el próximo Presidente de Chile realizo mi propio sondeo de opinión. Todos invitados a participar y dejar sus comentarios.

Saludos!

La derecha y Vargas Llosa

Por: Carlos Peña
Domingo 10 de Enero de 2010
Fuente: Blogs de el Mercurio

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La intervención de Vargas Llosa, el viernes —se reunió con Piñera, Edwards y Ampuero para conversar acerca de la libertad—, debió poner en aprietos a la derecha chilena.

Y es que el concepto de libertad que maneja el escritor no era el de la mayoría de quienes le aplaudían (y no se sabe entonces si aplaudían de corteses o porque no entendieron nada).

Para Vargas Llosa, la libertad equivale a la autonomía que una sociedad democrática reconoce a sus miembros adultos en una amplia gama de actividades que van desde los intercambios económicos a la vida sexual.
Así entonces, y justo porque defiende la libertad como gato de espaldas, el escritor peruano es partidario del reconocimiento pleno de los gays (aunque les recuerda que la ausencia de prohibición podría matar el deseo); no vacila a la hora de distribuir la píldora del día después (de hecho ha defendido la despenalización del aborto y considera igualmente arbitrario obligar a abortar, que coaccionar a alguien a mantener un embarazo); aboga por la más amplia autonomía expresiva (no podría creer que en Chile se prohibían películas con el aplauso de casi la mitad de quienes apoyan a Piñera); considera al nacionalismo una variante de la barbarie (si le hubieran informado que Piñera esgrimió el orgullo nacional para traer a Pinochet de vuelta, no lo hubiera creído); es partidario de la neutralidad religiosa más estricta (al extremo que ha defendido las sectas, poniéndolas al mismo nivel que la Iglesia Católica); considera a Pinochet, con todas sus letras, un tirano y un sátrapa (si supiera que entre los socios de Piñera hay algunos que todavía lloran al general, pensaría que estaba soñando); llama al régimen de Pinochet dictadura oprobiosa (¿qué diría si supiera que entre los socios de Piñera hay algunos que fueron sus funcionarios?); y cree que los golpes de Estado son un producto latinoamericano tan nefasto como la coca (aunque esta última es algo menos dañina).

La mayoría de los dirigentes de la derecha chilena habría crujido de indignación si se hubieran enterado de lo que Vargas Llosa —con esa elegancia que parece connatural al habla de los peruanos— quería decir cuando pronunciaba una y otra vez la palabra libertad.

Y es que nada de lo que Vargas Llosa ha defendido con uñas y dientes (desde antes de que Edwards escribiera “Persona non grata’’ y a décadas de distancia de cuando Ampuero vio inflamarse el retamo al borde del camino) lo cree la derecha en Chile.

Al revés de Vargas Llosa, gran parte de la derecha chilena, un puñado de la cual estaba allí aplaudiéndolo, cree que el Estado si bien debe abstenerse de intervenir en la vida económica debe, en cambio, inmiscuirse en la vida afectiva y sexual de los ciudadanos.

Son esos sectores de la derecha los que se opusieron hasta el último minuto a la ley de divorcio; los que siguen resistiendo, como si el cielo se fuera a caer, la distribución de la píldora del día después; los que serían capaces de incendiarlo todo si se despenalizara el aborto; y los que piensan que hay ocasiones en que es correcto censurar.
Y entre quienes lo aplaudían –y al contrario de lo que cree el espléndido escritor peruano– había quienes piensan que la Iglesia Católica merece ventajas de parte del Estado y que equipararla con los Testigos de Jehová es una ofensa; que la Nación es una entidad con espíritu propio que, llegado el caso, hay que defender, a como de lugar, de las ideas que la relativizan; que las violaciones a los derechos humanos acaecidas en Chile no deben ser condenadas de modo categórico; que la historia absolverá a Pinochet; y que la dictadura no merece ser llamada dictadura, sino apenas un pronunciamiento.

No cabe duda.

Lo más llamativo del encuentro del viernes no fue la elocuencia de Vargas Llosa —a su lado Edwards y Ampuero balbuceaban—, sino los aplausos unánimes de esa audiencia, donde había gente que no creía, ni nunca ha creído, y nunca creerá siquiera un ápice de lo que defiende el intelectual que tenían al frente.